22 Diciembre 2018 - Llamado de Amor y Conversión del Corazón Doloroso e Inmaculado de María

Mis amados hijos, he dado al Ave María una eficacia nueva, un clamor para estos Últimos Tiempos. Me saludan como lo hizo Dios Padre por medio del Arcángel San Gabriel, me saludan como lo hizo Dios Espíritu Santo por medio de Santa Isabel y en este saludo, angélico y divino, el centro es el poderoso Nombre de Jesús, Dios Hijo. Para estos Últimos Tiempos he dado al clamor del Ave María, una Gracia eficaz y una Súplica ardiente, porque me invocan como la Corredentora; el Dogma Mariano que corona esta Era de María y que retoma en sí mismo todos los Dogmas en mi honor. Y piden, como apóstoles unidos a mi Corazón, la Venida de la Llama de Amor que es el Espíritu Santo. El Divino Espíritu, desde mi Concepción Inmaculada, abrazó, en esa Llama de Amor Divino, mi Corazón. Al pedir que venga sobre ustedes la Llama de Amor de mi Corazón Doloroso e Inmaculado, están pidiendo la Venida del Divino Espíritu. Así, el Espíritu Santo por medio de mi Corazón Materno, transforma los corazones de mis hijos en copias vivientes de mi Corazón. Este Ave María, es el Ave María para los Últimos Tiempos, y deben orarlo con insistencia, con fervor y con amor para que, el Espíritu Santo y mi Corazón, podamos obrar en ustedes las Maravillas del Padre.

Mi Corazón Doloroso e Inmaculado es la advocación mariana más profunda, más completa y más amada por el Padre, y el Hijo, y el Santo Espíritu. El atributo de esta advocación, mi Corazón coronado con la Llama de Amor, rodeado por las tres rosas y atravesado por la espada de la Pasión dolorosa de mi HIjo y la pérdida de tantas almas. Espada que me hace derramar también mi Sangre Materna, Sangre que, unida a la Sangre de mi Hijo Redentor, se hace Sangre Corredentora.

Este Atributo y Don precioso les ha sido dado también en el Escapulario de nuestros Sagrados Corazones, así que cuando se imponen, en su consagración, el Sagrado Escapulario, nuestros Dos Corazones Unidos, están vivos, están latentes y están verdaderamente presentes sobre mis hijos. Por eso, nuevamente, les hago comprender que nuestro Sagrado Escapulario es el hábito, la vestimenta de los Apóstoles de nuestros Corazones.

Con Amor Maternal los exhortó a orar siempre el Ave María de los últimos tiempos y dar el consuelo a Jesús de que sus corazones sean otro corazón de María.

Con Amor Maternal los bendigo; en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


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