Presentación




¡Paz y Alegría! 

En los Corazones Triunfantes de Jesús y María 

“Sucederá en los últimos días, dice Dios: Derramaré, Mi Espíritu sobre todo mortal y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños. Y también sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré mi Espíritu…” (Hechos 2, 17-18). 

Desde el momento de la Encarnación del Verbo en el Vientre Purísimo de María, se inicia lo que conocemos como los “Últimos Tiempos” o “Últimos Días”. No hay que confundirlo con el fin del mundo que, sólo el Padre Dios conoce el día de la consumación. 

El Espíritu Santo de Dios que, cubrió con su sombra a María, desde la Anunciación (Lucas 1, 35), estableció la Unión de los Sagrados Corazones de Jesús y de María para, establecer en la humanidad y, en toda la creación lo que habían perdido nuestros primeros padres: Adán y Eva. Todo por causa de la desobediencia a Dios y que dio origen al pecado y a la muerte. “El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo” (1 Juan 3, 8). Ha venido para que tengamos vida y, vida abundante (Juan 10, 10). Es el Camino, la Verdad y la Vida que conduce al Padre (Jn 14, 6)

Toda su Vida Pública, fue un mostrarnos el Rostro Misericordioso de su Padre. Jesús nos enseñó en la oración del Padre Nuestro que, pidamos su Reino y que se haga su Voluntad “Así en la tierra como en el cielo”. (Mt 6, 10)

Sabemos que, en ningún periodo de la historia pasada o presente de la humanidad, hemos aprendido a vivir en la Voluntad de Dios, pero eso no quiere decir que Dios Padre no pueda conceder en un futuro, el deseo de su Hijo Amado: “…Para que todos sean uno como Tú Padre, en mí y yo en ti. Que ellos también sean uno en nosotros. Para que el mundo crea que Tú me has enviado. Yo les he dado la Gloria que Tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno...” (Juan 17, 21-22)

A través de los siglos, Dios ha suscitado en su Iglesia instrumentos proféticos que fueron en su momento perseguidos, difamados, censurados y muchos otros martirizados por su fe. Cuando un profeta es auténtico, Dios no lo libra de la Cruz, pero se encarga a su tiempo de demostrar su autenticidad. La lista en la Iglesia Católica es larga, sobre todo cuando corresponde a las revelaciones privadas. Por ejemplo, costó siglos que la Devoción al Corazón de Jesús fuese aceptada a nivel universal. 

Los cuatro grandes Dogmas Marianos, fueron un largo proceso de controversias teológicas, antes que, la Iglesia proclamase su definición. 

Más reciente tenemos las revelaciones de Fátima que, aun cuando no sea dogma de fe creer en sus apariciones no se puede negar el impacto universal y sobre todo en la Iglesia. De ella se refirió el Papa Emérito Benedicto XVI, quien afirmaba que Fátima es un tema no concluido. Es allí en Fátima donde se profetizó el Triunfo del Inmaculado Corazón de María. Ella se presenta con dolor en medio de la Primera Guerra Mundial y advierte que, si no obedecen su pedido, como embajadora del Padre Dios, vendría una Guerra peor, como ocurriría en la Segunda Guerra Mundial. Suplicó que dejáramos de ofender a su Hijo, que estaba demasiado ofendido. 

San Juan Pablo II, estuvo muy vinculado a los acontecimientos de Fátima, ya que le atribuyó a la Virgen, de haberlo librado de la muerte, el 13 de mayo de 1981. San Pio de Pietrelcina también, fue testigo del favor de la Virgen del Rosario de Fátima. Sabemos que todas las profecías están condicionadas a nuestra respuesta de arrepentimiento e invitan a la penitencia y conversión. 

Recordemos el siguiente pasaje evangélico: “¿Piensan que aquellos galileos, sufrieron todo eso porque eran más pecadores que los demás galileos? Les digo que no; y si ustedes no se arrepienten, acabarán como ellos. ¿O creen que aquellos dieciocho sobre los cuales se derrumbó la torre de Siloé y los mató, eran más culpables que el resto de los habitantes de Jerusalén? Les digo que no; y si ustedes no se arrepienten acabarán como ellos.” (Lc 13, 1-5)

El Diario de Santa Faustina, estuvo prohibido su divulgación, por más de 20 años hasta que, el entonces Cardenal Carol Wojtyla hoy San Juan Pablo II, revocó por completo la prohibición. En ella encontramos el siguiente mensaje de Jesús a Santa Faustina y al mundo: “Habla al mundo de mi Misericordia… es una Señal de los últimos tiempos, después de ella vendrá el día de la justicia (Diario 848). Prepararás al mundo para Mi última venida. (Diario 429) Habla a las almas de ésta gran Misericordia Mía. Porque está cercano el día terrible, el día de Mi Justicia. (Diario 965)

Antes del día de la Justicia, envío el día de la Misericordia (Diario 1588). Estoy prolongando el tiempo de la Misericordia, pero Ay de ellos si no reconocen este tiempo de Mi visita (Diario 1160). 

El Papa San Juan Pablo II, el día de la Canonización de Santa Faustina, el 30 de abril del 2000, domingo de la Misericordia, entre otras cosas dijo en su homilía: “Jesús dijo a Sor Faustina: la humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a mi Misericordia (Diario 300). A través de la Obra de la Religiosa Polaca, este mensaje se ha vinculado para siempre al siglo XX. Último del segundo milenio, parte hacia el tercero”

Todavía queda tiempo, que recurran, pues, a la Fuente de Mi Misericordia (Diario 848). Quien no quiera pasar por la puerta de Mi Misericordia, tiene que pasar por la puerta de Mi Justicia… (Diario 1146)

Los mensajes, conocidos como “Últimos Llamados de Amor y Conversión a la humanidad”, son una recapitulación de todas las Manifestaciones que están en fidelidad al Magisterio de la Iglesia y sometidos a su juicio definitivo. 

El instrumento que, Dios eligió para ésta misión, se llama Manuel de Jesús, quien desde niño, ha sido favorecido de gracias místicas. Hasta hace poco tiempo, estuvo en anonimato. 

El 9 de abril de 2014 el Señor Jesús le dice: “Los Rayos de mi Misericordia, abrazaran al mundo entero que, con Amor que brota de mi Sagrado Corazón, disiparé todo el mal y las tristezas de aquellas almas que acepten mis palabras con la santa fe”. Y dos años antes de que el Papa Francisco proclamase, el año de la Misericordia, recibe el siguiente Llamado: “Mis queridos Hijos, estamos en los tiempos de la Misericordia, donde vendré a reunir a mi pueblo fiel. A aquellos que han tenido un encuentro vivo conmigo; seré Yo, quien reuniré a mi rebaño, junto a la Divina Pastora de las almas, que los conducirá, guiará y enseñará la gloria de mi Reino, extendiéndose como una Llama de Amor en todos los corazones que crean en Mí… oren, oren, oren”

Se me ha pedido, acompañar espiritualmente a este instrumento de Dios, y al Apostolado que, se le ha confiado. 

Todos aquellos que profesan, en cualquier parte del mundo, devoción y amor a los Sagrados Corazones Unidos de Jesús y de María, son parte de este Llamado y apóstoles de los últimos tiempos, bajo la Fiel Protección y Custodia de nuestro amado San José. 

Fiat, Fiat, Fiat. 

P. Teófilo del Consolador 


San Pablo VI aprobó un decreto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe (AAS, 58, nº 16, de 29-12-1966), permitiendo la publicación de escritos de esta índole que no contradijeran o pusieran en peligro la Fe y el Dogma de la Santa Madre Iglesia Católica.
Con tecnología de Blogger.