9 Octubre 2014 - Llamado de Amor y Conversión del Eterno Padre Yahvé

¿Por qué obedecer Mi Ley? 
Queridos hijos míos, Yo les amo y cuido de vosotros. Les he querido reunir como polluelos bajo Mis Alas, pues les amo. Pero no me han obedecido. Yo Soy el que Soy, El que he Sido, el que Seré. 

Oh Pueblo Mío, Mi Nuevo Israel, les amo y cómo quiero vuestro bien les he entregado Mi Santa Ley. Ley que iluminará sus caminos, pues lámpara para vuestros senderos es Mis Palabras. Ley que les indicará las buenas obras. Ley que es hecha en el Amor, desde el Amor. Ley que inundará sus seres desde el interior porque la Ley se resume en esto, en el Amor; amor a Mí su Dios; amor hacia su prójimo; amor porque Yo soy Amor, y el Amor Soy Yo. Amor que les he demostrado. Pero alejan su corazón de Mi como sus padres en el desierto. 

Al principio Yo creé el mundo con orden, un orden perfecto, armonía, estabilidad, cada cosa tenía su lugar y cada creatura su espacio, espacio que no se basaba en el egoísmo y la soledad sino en la unión y amor. Yo le di Mi Ley a mi pueblo para que viviera en el camino perfecto del amor.

No sólo evitáis Mi Camino sino que alteran, distorsionan e incluso destruyen el orden con que todo fue creado. Os hacéis daño a vosotros mismos, os herís, os dais muerte. 

Cuánto has sufrido pueblo mío, cuánto ha sufrido la humanidad pero es porque obedecéis mis preceptos. Cuando desobedecen el daño que se hacen es enorme, terrible porque eliminan Mi Presencia de vuestra vida. Por eso todo sale mal, por eso todo destruyen y hieren, porque actúan sin Mi Bendición. Sólo les pido, vivan en Mi Ley, la Ley del Amor. 

No os dais cuenta de cuantos males están preparando vosotros mismos; destruyen su alma y matan su conciencia. El alma y la conciencia se las he dado como dos potencias de Mi Espíritu Providente para ustedes, para que comprendan y obedezcan que Yo Soy Amor y lo único que pido es vuestro amor. 

Reparen, confiesen sus pecados y hagan diez días de oración y ayuno, Santa Misa y Comunión por cada uno de Mis Diez Mandamientos quebrantados por la soberbia y el no-amor. Este pueblo debe obedecerme y Yo seré vuestro Dios, si me obedecéis. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

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