12 Octubre 2014 - Llamado de Amor y Conversión del Corazón Doloroso e Inmaculado de María

Tú eres el brote de Mis Purísimas Entrañas. 
Querido hijo, brote de Mis Purísimas Entrañas. Hijo, mi pequeño alumno, desde siglos muy atrás el Padre ha querido que la Presencia de la Madre, de Vuestra Madre, esté presente en Su Pueblo, y como Madre les he guiado, educado, formado, cumpliendo misiones importantes en cada etapa de la vida de Mi Iglesia, Mi Hija. 

Hijo mío, Yo he querido guiar cada alma. Soy Madre y soy Maestra. En Fátima se reveló el misterio de Mi Amor, Mi Corazón Doloroso e Inmaculado. Yo permití enseñarles a mis hijos los misterios de Mi Doloroso e Inmaculado Corazón. He querido propagar Mi Amor, que es la Presencia de Mi Señor en Mí, Su Llama de Amor Ardiente. La Llama, el Fuego que Mi Hijo ha deseado que arda en Su Pueblo, es la Llama de Mi Amor, la Llama del Amor Eucarístico, la Llama que enciende las almas de amor por Jesús. 

Hijo, quiero que propagues la devoción a Mi Doloroso e Inmaculado Corazón así como Yo me manifiesto a tu espíritu. Reúno todos los misterios de Mi Corazón, todas las reliquias de Mi Amor y todas las advocaciones y mensajes que el Padre os envía a través de Mí, la Esclava del Señor. Así como me ves, brote del alma, así Yo presento la Puerta de la salvación al mundo, así como Yo traigo una vez más reunidas todas mis manifestaciones. Por eso te he llamado apóstol de Mi Doloroso e Inmaculado Corazón porque te he confiado todos los deseos de Mi Amor, todos los secretos de Mi Doloroso e Inmaculado Corazón, todas las Lágrimas de Mi Dolor, ahora eres apóstol y eres mi hijo porque te he dado todo lo que he recibido del Padre. 

Al final vendrá un Nuevo Pentecostés. Será la Llama de Mi Amor en cada alma y al último tiempo, Mi Doloroso e Inmaculado Corazón Triunfará. Serán un solo Pueblo, una sola Iglesia, un solo Rebaño.

Por ahora os digo, luchen por la unidad y la propagación del Reino de Dios-Reino de Jesús y María. 
Unidos, hijos míos, venceremos. Unido Mi Corazón a cada alma vencerá. 

En esta sagrada imagen vengo a unir todas mis gracias. Yo te amo y te bendigo. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Ave María Purísima, sin pecado concebida. 

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