6 Marzo 2018 - Llamado de Amor y Conversión del Sagrado Corazón de Jesús

Pequeño hijo de Mi Corazón, comparto contigo la tristeza de Mi Corazón. Mi Corazón aún está triste hasta la muerte de forma misteriosa en los corazones que comparten conmigo Mi Dolor, por las almas que viven sumergidas en el pecado, en la soberbia de la vida, en la dureza de corazón. Muchos de los que también se consagran a Mi Servicio entristecen Mi Corazón, dando malos ejemplos y haciendo que muchas almas se alejen y pierdan la fe. Me duele también que muchas almas que se llaman cristianas no viven el Evangelio. 

Queridos hijos, muchos hablan del Amor de Dios, muchos dicen que Dios es Amor, pero ¿por qué sus actos más que sus palabras no lo demuestran? Queridos hijos, muchos hombres han perdido la fe, porque muchas almas que se llaman cristianas no llevan Mi Evangelio a la práctica y escandalizan a los corazones tibios, débiles.

Queridos hijos, sus oraciones no tienen porque contradecir sus acciones. Lleven la oración a la práctica y lleven sus acciones al Evangelio. Alma, pequeño de Mi Corazón, Mi Corazón está triste hasta la muerte, porque los que dicen amarme con el testimonio de vida demuestran todo lo contrario. ¡Me duele tanto Mi Corazón! Los corazones de esta generación están duros, no tienen voluntad de cambiar. 

La soberbia es el pecado que domina a esta humanidad. Soberbia, porque no obedecen; soberbia, porque no escuchan; soberbia, porque solo hacen lo que el mundo les pide hacer y no lo que Mi Evangelio y Mis Llamados de Amor y de Conversión les proponen hacer. 

Queridos hijos, son Mis Últimos Llamados de Amor y de Conversión, no ha habido una efusión de Gracia tan grande como la que está germinando en este Mi Santuario Espiritual. Mis Llamados de Amor y de Conversión son el repaso de todos Mis Llamados a la humanidad. Con Mis Llamados de Amor y de Conversión estoy resumiendo todos Mis Mensajes de Amor, atiéndanlos y obedézcanlos. Mi Corazón está triste, porque no han valorado los tesoros celestiales que se les han brindado. 

Con Mi Corazón tristísimo y agonizante los bendigo: en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.



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