4 Junio 2014 - Llamado de Amor y Conversión del Corazón Doloroso e Inmaculado de María

El vacío del corazón del hombre.
Querido hijo, mira el vacío del corazón del hombre: cómo caminan como ovejas sin pastor, no saben después a donde regresar, no conocen el origen, el centro y el fundamento de sus vidas. Hijo, Yo soy la Madre que clama en cada alma y grita penitencia y oración. ¡Vuelvan a Dios! Yo su Santa Madre les guiaré. No tengan miedo de abrir sus corazones a Cristo. Yo les invito a abrir sus corazones a Cristo con la oración, con una vida sacramental, con el ayuno y con la confesión. Sólo así el corazón del mundo se suavizará y comprenderá el llamado de mi Hijo. Sean uno como mi Padre y Yo somos uno. 

¡Cuánto deseo tiene mi Doloroso e Inmaculado Corazón de ver a las almas rodeando los altares eucarísticos! Días vendrán en que los sagrarios estarán vacíos, y las Iglesias de Jesús Nuestro Señor serán cerradas, y sólo Mi remanente quedará en vela. Mi resto santo, hoy lo llamo a que desprenda de sí toda hipocresía y la falta de caridad que tanto ofende al Señor. Escucha Mi pequeño, Yo trabajo en cada alma de manera distinta. Cada alma es una y agraciada al Padre Eterno. Así como cada alma es una así actúo de forma única también. Cada alma debe ser pulida, purificada y salvada. Hijo, cada alma es valiosa y tú tienes que cooperar con su salvación. Si cada hijo Mío se preocupara por salvar aunque sea un alma muy pocos se condenarían. Por eso hoy les llamo a la entrega suprema, a la consagración perfecta en mi Doloroso e Inmaculado Corazón.

Te ama y te bendice vuestra Madre, Mi pequeño místico. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Ave María Purísima sin Pecado Concebida. 

4 de junio del 2014 

Más tarde estando en oración El Sagrado Corazón de Jesús habló y en locución interior me dijo: 
Mi pequeño nazareno, Manuelito, Mi pequeño corazón, Mi pequeño nazareno, hoy te digo que todas las oraciones de todos Mis niños, de todos los que son como niños y me aman, son las que Me confortan y sostienen en la gran batalla espiritual que se ha desatado sobre Mi pueblo.

¡Orad mi pequeño clavel! ¡Orad delicada espina de mi Sagrado Corazón! Juntos venceremos esta guerra. Gloria sea siempre al Padre Eterno, Yahvé nuestro Abba. Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Ave María Purísima sin Pecado Concebida

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