29 Mayo 2014 - Llamado de Amor y Conversión del Eterno Padre Yahvé

Como deben ser los sacerdotes nacidos del Vientre Purísimo e Inmaculado de mi Santa Hija. 
Mi niño, te habla tu Dios, Yahvé tu Padre, el que te ama, desde el principio te he amado… Hijo, en mi Corazón Eterno, yo ya había pensado en la creación de un precioso Tabernáculo no sólo materia, sino carne, carne para santificar toda carne. Hijito, ese Tabernáculo es el Vientre de mi Santa y Preciosa Hija, de tu Santa Madre a la que tanto amas y tantos deseos tienes de amar. Hoy, mi precioso hijo, te quiero hablar sobre mis destinatarios, heraldos del Rey y misioneros de mi Amor, administradores de mis Dones y Misericordia. Hijo, ellos son los sacerdotes. Cada sacerdote ha sido elegido desde el principio por Mí, pues lo amé antes que sus padres, que sus hijos espirituales, lo conocieran. ¡Cómo deseo encender en ellos el Fuego del Amor Divino! Fuego que los hará piadosos, santos y puros. Fuego que los consagrará, purificará y liberará. 

Cada ministro de mi altar debe ser en todo santo, santo, santo porque en el veo a mi Hijo. En el veo a mi Siervo, el gran Siervo de Yahvé, revelado por mí en el libro del Santo Profeta Isaías. Leed, mis queridos sacerdotes, los cantos del Siervo de Yahvé en el Libro de Isaías. Cómo me duele mi enamorado Corazón ver sacerdotes tan tibios, sin tomar conciencia de que su misión no es explicar el mundo; es salvar almas y ¡cuántas almas están condenándose con sus vidas y enseñanzas! 

Sacerdotes volved a mí, que yo os amo y perdonaré todos vuestros pecados, fracasos. Mi enemigo se goza en los sacerdotes fríos, serios en su deber no de salvar almas sino en hallar la ciencia mundana y pagana donde no hallarán mi Verdad. Por eso, hijos míos, muchos se frustran y se arrepienten del camino que han tomado. Mi sacerdocio no es para saber mucho, sino para amar mucho, para entregarse a mis pobres hijos pecadores. Hoy llamo a los ministros de mi Hijo, sacerdotes de mi Corazón, que se formen por Mí en el Vientre Purísimo de mi Santa Hija. 

Los sacerdotes nacidos del Vientre Purísimo de mi Hija, son sacerdotes conscientes de su misión de reconciliar al mundo y a las almas conmigo, su Dios. Ellos son piadosos, puros y pulcros pues aman tanto a sus ministerios y me reconocen realmente en la Sagrada Eucaristía. 

Debo recordar, hijo, que donde está mi Hijo Jesucristo allí estoy Yo. Del Vientre Purísimo de mi Hija están formados sacerdotes santos, espirituales más no carnales, inocentes más no sabios en las cosas del mundo sino en mi Ciencia Divina. Su única enseñanza es hacer conocer a las almas que Yo os amo. Necesito sacerdotes piadosos, marianos y eucarísticos. Salvad con vuestras oraciones a las almas sacerdotales. 

Hoy te ha hablado, el Padre Sacerdotal, el que se goza en los sacerdotes como Melquisedec, (sacerdote de mi Corazón) que honra y gloria a los sacerdotes fieles a mis verdaderas enseñanzas, que cada necesidad Mía está en sus corazones sacerdotales. Os amo sacerdotes y a ti mi instrumento también. Amén. Ave María Purísima, sin pecado concebida. 

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